A Pedro lo invitan a muchas fiestas de cumpleaños.
Tiene compañeros, que festejan a lo grande.
La mayoría organiza sus fiestas en salones creados para eso.
Animación. Inflables. Música a todo trapo.
El tema es que "las mamás se quedan"..
¿Se quedan a morfar sanguchitos, tomar Coca y comer alfajorcitos?
No señor.
Se quedan a acompañar a sus hijitos, a asistirlos si es necesario y a cuidarlos, porque aunque hay animación y animadoras, son muy chiquitos todavía.
(Obvio, se quedan a ambas cosas. A cuidarlos y a morfar! Ni hay que aclararlo)
Nosotros faltamos a muchas fiestas. Por varios motivos:
Hay que organizar que hacer con los hermanos (no invitan a todos, claro está)
Porque muchas son en el fin de semana y se nos interponen otros programas que nos incluyen a todos, y otras veces son en medio de la semana en horarios que nos resultan inconvenientes, etc.
Pero cuando sí vamos, y me quedo con Pedro (llevo también a Gaspar que lo tengo como tatuado) resulta que disfruta tanto, tanto, tanto que lo veo y no lo creo!
Se ríe. Juega. Canta. Baila.
Corre. Se divierte con sus amigos.
Se siente parte.
Entiende las consignas. Disfruta.
Es maravilloso verlo.
¿Y el momento de la torta y de la piñata? Bue, son palabras mayores.
Acá está en el cumple de una amiguita.
Al rededor de la mesa. Frente a la torta. En pleno cántico.
Me encanta ver su "cara de felíz cumpleaños"
Los días posteriores habla de la fiesta. De lo que hizo. De lo que hubo.
Recuerda detalles. Cuida el globo. Come caramelos. Tal vez convida..
Hay que reconocer: Pedro está grande.
Tiene vida social.
¡Aunque a las parrandas lo tenga que acompañar su mamá!